martes, 28 de febrero de 2017

William Cecil

William Cecil

El siempre despistado obispo de Exeter olvidó su billete justo cuando iba a coger el tren, así que se dirigió al revisor para comentárselo. << No se preocupe, señor. Sabemos perfectamente quién es usted>>, le dijo el hombre tratando de calmarlo. << Eso es genial – insistió Cecil -. Pero sin billete, ¿Cómo sabré a donde tengo que ir? >>.

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